martes, 5 de noviembre de 2013

Tenías que ser tú - II



Aaron sostuvo su mano mientras ambos bajaban juntos el sendero que conducía al lago. Era un atardecer hermoso, el sol se reflejaba en el agua, y hacía que toda la naturaleza se tiñera de un color anaranjado. Una pequeña brisa agitaba las hojas de los árboles.

Iban a cumplir diecisiete apenas.

Cualquiera diría que esos sentimientos que ellos sentían eran de niños, que no duraría más allá de unos meses. Ambos trataban de hacer caso omiso a todas aquellas burlas sobre su amor. Ellos ya no eran ningunos niños, aunque tampoco eran adultos. Lo único que sabían era que estaban enamorados y que era el mejor sentimiento del mundo.

-*-

Andrea despertó de su ensimismamiento cuando Aaron se acercó a ella. No podía hablar, o al menos decir algo inteligente. Aaron no trató de hablarle, sino que le habló a la bibliotecaria para asegurarle que su amiga iba a reponer el libro a más tardar dentro de dos días.

Acto seguido, Aaron sostuvo del brazo a Andrea y salieron de la biblioteca hacia el jardín de la Universidad.

-¿Estás bien? –le preguntó Aaron a la todavía ida Andrea. Como por arte de magia, reaccionó-.

-Eh… sí, gracias –sonrió-. Gracias por rescatarme de esa vieja bruja. Te juro, le tengo miedo.

Andrea subió la mirada y lo único que pudo ver fueron los ojos verdes que tanto había amado en el pasado, y que (pensándolo bien) aún amaba.

-Me alegro –sonrió Aaron. Andrea estaba visiblemente nerviosa-.

-Baah, ¡mira mi ropa! –dijo Andrea cuando puso una mano en su pantalón y sintió la textura mojada y a la vez un poco pegajosa-. Odio cuando me pasan cosas así. Ya de por sí mi día no había comenzado bien y ahora esto.

-Oye, no es para tanto.

-¿No es para tanto? ¡Aaron! ¡Me he mojado la ropa con café! ¡Y he arruinado un libro de la biblioteca! Creo que lo mejor será irme a casa, así tal vez evito más accidentes.

-Bueno, como quieras Andrea, pero recuerda que la mayoría de accidentes ocurren dentro de casa –le guiñó el ojo-.

Como siempre, Aaron tenía razón. Siempre era así.

-Mejor me quedo –suspiró finalmente-. Bueno, Aaron, ha sido un gusto hablar contigo –le extendió la mano en forma de despedida-.

-¿Qué? ¿Sólo eso? ¿Sólo así? –se cruzó de brazos-. ¿Te despides tan fácilmente?

-Pues… -vaciló unos momentos-. ¿Qué más quieres? Ah, gracias por salvarme de la bibliotecaria. ¿Ya me puedo ir?

-Oye, Andrea, entiendo que estés pasando un mal día pero realmente creo que te pasas de aguafiestas. No todos tenemos culpa de lo que te pasa.

-¡Simplemente ya quiero irme! Mi próxima clase comienza dentro de veinte minutos y quiero llegar temprano.

-¿Veinte minutos? ¡Andrea! No creo que tu facultad esté tan lejos como para no llegar en veinte minutos. Si mucho te haces diez, pero esa ya es una exageración.

-¡Ya basta! ¿Qué quieres, Aaron?

Ambos se quedaron callados, creando un ambiente tenso entre los dos.

-No, nada. Sólo quería decirte que ha sido lindo encontrarme contigo, pero creo que no vale la pena decírtelo dado a que estás muy de malas. Si quieres ya puedes irte.

-Gracias. Espero no volverte a ver –sonrió sarcásticamente y se fue-.

Las peleas habían sido justamente la razón por la que lo suyo se había terminado, se recordó Andrea. Una, dos peleas semanales, a veces tres. La noche que terminaron habían tenido una discusión en el auto, de regreso del cine. Sus discusiones solían ser realmente tontas y absurdas; sin embargo, una de ellas los separó.

Se arrepintió, y regresó. Aaron estaba viéndola, inmóvil.

-Perdón –dijo, tragándose el orgullo-.

-No te preocupes, Andrea. Era obvio que algún día nos volveríamos a pelear –sonrió burlonamente-. ¿Cómo estás? –le ofreció esta vez una sonrisa sincera, tierna y dulce, como a ella le gustaban-.

A Andrea no le quedó más que estrecharse contra sus cálidos brazos, los brazos que tanto había amado tiempo atrás. Esos mismos brazos que estrechaban sus cuerpos, que la envolvían en tanta paz, que la habían cargado tantas veces mientras jugaban a ser dos adultos.

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Segundo capítulo, señoritas. :3

Aaron es el nombre de mi cuñadito, e.e' y tengo un chingo de compañeras que se llaman Andrea...

¡Las quiero!

-Ana A. 

PS: Me acabo de dar cuenta que en vez de poner "Aaron" una vez, puse "Matt". x.x Es mi otro protagonista en otra sexy historia. :$ Read it -> http://welcometothe-blackparade.blogspot.com/

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