A
la mañana siguiente, ambos despertaron bastante cerca el uno del otro, como
listos para que sus labios se rozaran con el mínimo movimiento. A pesar de que
casi la besaba por impulso, Aaron se alejó, sintiendo que estaba invadiendo el
espacio privado de Andrea.
Se
dirigió a la cocina, listo para decirle a Andrea que tenía intenciones de
casarse con ella por la ley, para que así ella se tranquilizara y que pudieran
ambos criar a su hijo dentro de un matrimonio, como estaba seguro que ella
quería.
Preparó
un poco de café, revisó el refrigerador y encontró jugo de naranja, e hizo
huevos revueltos para Andrea. Justo los estaba terminando cuando ella se
apareció por la cocina, con una mano en su abdomen.
-Buenos
días, Aaron –dijo, sonriendo-. ¿Sabes cocinar?
-Sí.
De hecho, cuando vives solo, tienes que aprender a cocinar o morirte de hambre.
Casi nunca puedes darte el lujo de pedir comida a domicilio o salir a
restaurantes.
Andrea
rio, y le dio un beso en la mejilla. Después se sentó en una de las sillas que
rodeaban la mesa del comedor, mientras Aaron se tocaba el lugar exacto donde
Andrea le había dado el beso, y sonreía. Esa chica seguramente estaba llena de
sorpresas.
-¿No
te dan náuseas los huevos revueltos?
-Mmmm…
honestamente, espero que no.
-¿Qué
te da náuseas, entonces?
-El
café.
Cuando
Aaron escuchó eso, se quedó quieto y en de un modo bastante discreto, vertió el
contenido de la cafetera en el lavabo.
-¿En
serio? ¿Por eso tienes jugo de naranja?
-Sí.
Eso no me da náuseas. Es una lástima, ya que me encanta el café. Creo que lo recuerdas,
¿verdad?
-Claro
que lo recuerdo. De hecho, recuerdo todo lo que sé de ti.
-¿Todo?
-Todavía
eres fan de Britney Spears en secreto, ¿verdad?
Ambos
rieron mientras Aaron le servía los huevos en su plato, y colocaba el mismo
frente a ella en la mesa.
-¡No
puedo creer que te recuerdes de eso! ¿Te recuerdas que en la secundaria le
compré a una chica una de las fotos de Britney y Madonna besándose? Me hubiera
muerto si mi madre la hubiera encontrado en aquel entonces. Seguramente sigue
escondida en mi ropero, allá en casa.
-¿En
serio?
-Sí,
en serio. Y sí, todavía me gusta su música.
Ambos
se quedaron callados un momento, mientras Aaron se servía su comida y se
instalaba frente a ella en la mesa, para comer acompañados de jugo de naranja.
-¿Crees
que será niño o niña? –preguntó Aaron, sorprendiendo a Andrea-.
-Bueno,
me gustaría que estuviera saludable y que fuera feliz. Si es niña, qué bien que
Dios haya querido eso. Si es niño, qué bien que Dios así lo haya decidido. ¿Y
tú?
-Tengo
que admitirte que tengo una inclinación a que el primogénito sea un niño,
aunque no me importaría comprar vestidos rosados y juguetes de niña. Sería
adorable, también.
Andrea
se quedó callada, con la vista perdida en la pared. Después de unos momentos,
suspiró.
-Es
increíble que esto esté pasando, ¿sabes? Nosotros dos, tan diferentes en tantos
aspectos, hablando sobre nuestro futuro bebé. Ha pasado tan poco tiempo, y yo
ya me estoy haciendo la idea de todo esto de la maternidad y cosas por el
estilo. Hoy, después de despertar, coloqué mi mano en mi vientre,
involuntariamente, y vi cómo ha crecido en las pocas semanas desde que… bueno,
ya sabes.
Aaron
la miró con adoración.
-Serás
una grandiosa madre –dijo, viéndola a los ojos-. No tengo dudas de que mi hijo
tendrá a la mejor mamá de todas. La más cariñosa, amorosa, y atenta.
-¡Aaron!
Me harás llorar, de verdad –dijo Andrea, sonrojándose-. Sabes que estoy
bastante sensible.
-Lo
sé, lo siento –ambos sonrieron-. ¿Irás a misa?
-Claro,
en un momento iré a bañarme y después me cambiaré. ¿Me quieres acompañar?
-Mmmm…
prefiero esperarte aquí para luego ir a casa de mis padres. ¿Te parece?
-¡Claro!
Es una buenísima idea, Aaron.
Ambos
terminaron su desayuno en silencio, y cuando Andrea se levantó, fue directo al
baño para ducharse e ir a misa.
-*-
Los
padres de Aaron los esperaban con un delicioso almuerzo y un riquísimo pastel.
-¡Teníamos
años de no verte, cariño! –exclamó Beatrice cuando abrazó a Andrea, a medio
día-. ¡Nos hace tan felices verte aquí!
-Gracias,
Beatrice. A mí también me alegra verte –sonrió-.
-¡Pero
vean a quién tenemos aquí! –dijo Richard, mientras se acercaba a Andrea y a
Aaron-. Hijo, finalmente me hiciste caso y regresaste con esta hermosa
señorita.
-Sí,
bueno… -Aaron sonrió; sus padres no sabían por qué estaban juntos de nuevo,
pero seguramente no se enfadarían-. Creo que tarde o temprano regresaríamos a
estar juntos, ¿no crees?
-Bueno,
¡pasemos adentro! –dijo Beatrice, tomando la mano de Andrea y llevándola
dentro, justo para sentarse en la sala con ella-. Hace años que no te veía,
cielo –sonrió-. ¡Richard! ¿Podrías traernos un poco de refresco?
-¡En
seguida! –respondió, cuando entraba a la casa seguido de Aaron-. ¿Me ayudas,
hijo?
-Claro.
Ambos
entraron a la cocina, y regresaron después a la sala con cuatro vasos de
refresco mientras Beatrice y Andrea hablaban sobre unas revistas de moda.
-Y
bien, hijo… -dijo Richard, después de que los cuatro ya estuvieran sentados:
Richard junto a Beatrice, y Aaron junto a Andrea-. ¿Qué hay de nuevo?
Andrea
lanzó una mirada nerviosa a Aaron, quien se aclaró la garganta.
-Bueno,
nosotros queríamos decirles algo. Esperamos que se lo tomen bien…
-Bueno,
dígannos qué es.
-Andrea
está embarazada. Tiene un mes y medio.
Los
rostros de Richard y Beatrice se iluminaron.
-¡Chicos!
¡Esto es maravilloso! –exclamó Beatrice, mientras se levantaba para abrazar a
Andrea-. ¡Voy a ser abuela! ¡Al fin!
Andrea
realmente estaba abrumada con tanta emoción de parte de su suegra. Beatrice
abrazó a Aaron mientras Richard la abrazaba a ella.
-Felicidades,
Andrea –le dijo, para después estrecharle la mano a Aaron-. Serás un buen
padre, hijo.
-¡Quiero
ser parte de todo! Cuando compren sus cositas, ahí estaré yo. Cuando nazca, ahí
estaré yo. ¡Al fin tendré nietos a quienes malcriar!
“¿Nietos?”
pensó Andrea, asustada por el pensamiento de que fueran gemelos o que Beatrice
estuviera pensando en que ellos se quedarían juntos para siempre o que tendrían
unos seis o siete niños más.
-Bueno,
creo que por el momento solo será uno –dijo Andrea, con una sonrisa-. A menos
que Alejandra se case y tenga niños.
Alejandra
era la hermana menor de Aaron, quien estaba comenzando la universidad pero
tenía planes bastante alocados para el futuro. Esos planes no incluían niños ni
una boda, ya que Alejandra era un poco alocada. Tenía el cabello pintado de
azul, por lo que vio en una fotografía reciente de toda la familia; era
fanática de las bandas de rock, y planeaba formar una banda de punk o algo así.
-Bueno,
pero seguramente ustedes tendrán más de uno, ¿no? –sonrió Beatrice, sin darles
la oportunidad de responder-. ¡Esto hay que celebrarlo con el mejor champagne!
Excepto tú, cariño. Tú brindarás con gaseosa.
-*-
Después de una bonita
celebración en familia, Aaron y Andrea regresaron a casa de Andrea.
-¿Te vas a quedar? –preguntó
Andrea-.
-Puede ser. ¿Quieres que
me quede?
-Si no es mucha molestia…
-Oh, ¡claro que no!
Solamente iré a mi apartamento para traer los libros y demás cosas que
necesitaré para mañana.
-Está bien. Te esperaré
despierta –sonrió Andrea, entrando a su habitación para después salir con unas
pantuflas y no con los mismos flats del día anterior-. Me gusta cuando te
quedas –susurró, sentándose junto a Aaron-. Sé que serás un buen padre.
-Gracias, Andrea.
Aaron estaba nervioso. Quería
decirle, aunque no se atrevía para nada. Volteó para verla, y se dio cuenta que
ella lo estaba observando desde hacía ya unos momentos.
“Ahora”, pensó.
-Andrea, ya que vamos a
ser padres los dos… me gustaría que formalizáramos nuestra relación.
-¿Relación? ¿Formalizar?
¿De qué estás hablando?
-Me gustaría casarme
contigo. Ya sabes, legalmente, no por la iglesia. Seguramente tú y tu madre se
quedarían más tranquilas porque el bebé va a nacer y, eh, crecer en un
matrimonio. Dime, ¿te parece?
Andrea se quedó callada
unos momentos. Su rostro pasó de la dulzura al enojo y a la confusión en una
fracción de segundo.
-¿Qué?
-Ya que tendremos un hijo
juntos, quiero casarme contigo para que el niño nazca dentro de un matrimonio y…
-¿Qué diablos? Perdón,
¿qué? ¿Te quieres casar conmigo por el niño?
-Eh… creo que sí. Es algo
lógico y sensato, ¿no? Así, bueno, las cosas legales con el niño serán un poco
más fácil.
-¡Estás loco! ¿Cómo se te
ocurre hacerme una proposición de esa clase? ¡No quiero casarme contigo solo
porque estoy embarazada! ¡Esto jamás va a funcionar; jamás funcionó antes! ¡No
quiero tener que divorciarme después! ¿Qué dirán los demás si me divorcio?
Aaron definitivamente no
se esperaba esa reacción de su parte.
-Andrea, solamente estoy
tratando de ser sensato…
-¡Eres un estúpido!
Andrea se levantó del
sofá, visiblemente enfadada, y se dirigió a su habitación donde cerró la puerta
justo en las narices de Aaron.
-Andrea, no estás siendo
sensata…
-¡Vete! ¡Déjame sola!
¡Entiende que no quiero casarme contigo!
-¡Pero es lo más lógico
que podemos hacer en esta situación! ¿No crees?
-¡Preferiría criar sola a
mi hijo que casarme contigo! ¿No entiendes?
-¡Bien! –dijo Aaron,
molesto-. No me esperes, no voy a regresar hoy. Te veré mañana.
Se alejó de la puerta del
cuarto de Andrea, y agarró sus cosas.
-¡No regreses nunca! ¡No
quiero volver a verte!
“Las hormonas”, pensó
Aaron. Estaba bien, le daría un poco de tiempo a Andrea para que se diera
cuenta que casarse con él sería lo más sensato de todo, tanto como para ella
como para el niño que nacería.
Aaron salió de la casa de
Andrea, no sin antes darle una pequeña caricia a Cleo al ver que la gatita
salió a despedirlo.
-Pórtate bien, ¿eh? Tu
dueña está en sus días… bueno, en sus meses. Cuídala, ¿sí?
Cleo le respondió con un
maullido, y después Aaron se fue.
Mientras tanto, Andrea
pasó llorando en su habitación más o menos una hora hasta que se pudo
tranquilizar. ¡Ella no quería casarse con él! Por Dios, ¿Aaron estaba mal de la
cabeza?
Ella quería una boda
religiosa con el amor de su vida, no con un tonto ex novio con el que iba a
tener un bebé. No quería casarse por el bebé; ella quería casarse por amor. Aunque,
seguramente, casarse por el niño era lo más sensato, Andrea se negó a
aceptarlo.
Aunque algún día lo
tendría que aceptar.
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Me dio risa lo del café. ^^
Las amo!
-Ana A.